El proyecto se inició en 2016 y actualmente lo lideran dos arterranes que viven en la ecoaldea desde hace unos siete años. Dada la amplitud del proyecto, cada año se incorporan al equipo de huerta de Arterra voluntaries ESC, convirtiéndose así en hortelanes arterranes. Nuestra misión es nutrir la despensa de la comunidad, así como brindar verduras ecológicas a las personas que se suscriben al programa de cesta mensual o quincenal de Baratzan Blai.
La temporada de primavera, cuando llegan les voluntaries por primera vez, se dedican a la preparación de la tierra para la siembra. En la tierra plantamos papas, calabacines, melones, calabazas, tomates… en fin, una variedad hermosa.
A principios de junio aguantamos, a mi parecer, uno de los trabajos más exigentes de la huerta: aporcar patatas. A pesar del extenuante trabajo físico que requerían las numerosas filas de papas, cantamos juntes algunas clásicas y otras canciones nuestras, inventadas, sobre el aporcar, lo que hizo divertida la experiencia y permitió que se convirtiera en un hermoso recuerdo.
La siguiente semana pusimos nuestras energías en podar tomates y los atamos con lazos para animarlos a crecer a lo largo de los palos que colocamos en el suelo. Algunas de estas experiencias, así como los organismos vivos de la huerta, fueron capturados y reunidos en el video a continuación.
Mili, voluntaria en la huerterra, nos habla de su experiencia.
¿Qué representa para ti trabajar en la huerta de Arterra?
-“Para mí trabajar en la Huerta de Arterra representa conectar con la tierra, vivir un aspecto superlindo de estar en comunidad porque no trabajamos soles, trabajamos juntes, charlamos, compartimos experiencias, nos divertimos mucho, aprendemos un montón, ósea, yo estudié agronomía, pero realmente esto es el espacio donde siento que aprendo mucho más y me reconforta mucho también y lo paso superbien. Es difícil a veces levantarse temprano” se ríe “pero la verdad es que compensa mucho, enseguida se te pasan las horas y nada, es muy divertido. Así que creo que es esto, conectar con la natura, con la tierra, conectar también con sensación de comunidad y también para mí es muy importante porque podés usar las manos. Trabajé mucho en estos años con el ordenador y poder estar toda la mañana con las manos haciendo algo que encima voy viendo como crece, wow eso es una locura. Ver las plantitas, ver cómo están creciendo y después terminar comiéndolas wooooa. Es hermoso saber que toda esa energía que estás poniendo nutre a las personas que te rodean, es un acto de cuidado, es amor en acción. Como lo de cocinar para las demás, también es super lindo y es una de las actividades que hacemos en Arterra. No sé… La Huerta es súper cool, me encanta.”
¿Podrías compartir uno de sus recuerdos favoritos del tiempo que hemos pasado aquí en la huerta?
“Tengo muchos. Los almuerzos en Andurra son muy divertidos. Como es más lejos, nos llevamos el almuerzo y es como ir de camping al campo. Y después muchos momentos graciosos. Cantamos también bastante y cuando hicimos los sketches para el video ‘la bomba’… Eso fue genial. Es esto, recuerdos de reírnos, de hacernos bromas, por el cumple de Aguilalibre también fue lindo. ¡En el cumple de Águilalibre primero fuimos a preparar las cosas, a las siete de la mañana y aparecieron Rebeca y Allegra con sus pelucas y nos incitaron a hacer lo mismo, y fuimos a buscar a Águilalibre que estaba cargando las azadas en el furgón y la sorprendimos ¡Zorionak Águilalibre! Y le cantamos la canción que nos canta los lunes, porque a veces tardamos un poco más en bajar. Después en el almuerzo comimos bizcocho. Los lunes por la mañana es divertido porque Aguilalibre nos canta su canción. La paso muy bien, siempre hay algo divertido que hacer o reflexionar también, a veces hablamos de cosas superimportantes. Estoy muy emocionada de estar en la Huerta de Arterra. A veces nos visita gente, también pasan las monjas del convento por la vía verde y siempre nos saludamos. Y eso, que es muy divertida la Huerta.”